A toda orquesta. Así termino Newell’s el partido de la semifinal de la Copa Libertadores ante el poderoso Atlético Mineiro, al que venció con autoridad y categoría por 2-0 en un partido en el que recién pudo plasmar en la red la diferencia que había sacado en el juego a lo largo del partido. Un resultado importantísimo que lo deja muy bien parado para la revancha en Brasil, dentro de siete días, en el que deberá no obstante, repetir la buena actuación de esta noche para poder avanzar y convertirse en uno de los finalistas del torneo más importante de América.
El «ole, ole, ole…» de la gente en el final, la solvencia con que el equipo manejó los minutos finales, la explosión del pueblo leproso cuando el juez chileno pitó el final marcó el significado que tiene esta victoria para los rojinegros, una victoria que puede ser decisiva de cara a la revancha en Belo Horizonte.
Aquel cabezazo de Maxi Rodríguez, a los 16′ del complemento, abrió el camino al espectacular triunfo leproso cuando el trámite amagaba con complicarse entre la desesperación de la Lepra y la tranquilidad de los galos, cuando las ideas y las fuerzas parecían empezar a escasear. Pero esa definición de Maxi -que en el complemento mostró su enorme estatura de jugador- cambió todo, le dio más impulso al juego rojinegro, que siguió buscando y manejando el balón pese a la diferencia conseguida.
Una diferencia que pudo ser más amplia en otra jugada que Maxi empezó y terminó, pero que el palo le dijo que no primero y el cabezazo fue sacado en la línea por un defensor.
Hasta que Nacho Scocco se sacó la mufa que traía de los partidos anteriores al clavar un tiro libre desde 25 metros para hacer estéril la estrada de Víctor y poner el merecido 2-0 en el marcador, que no hace más que premiar al que más lo había buscado y el que mejor había hecho las cosas.
Una victoria que comenzó a edificarse en el buen trabajo de contención que hizo Mateo y los volantes -que absorbieron a Ronaldinho-, en las subidas de Cáceres y Casco por los laterales y el desequilibrio que aportó, especialmente en el complemento, Maxi Rodríguez, y el acompañamiento del resto del equipo.
La explosión de la gente en el final, que contrastó con la felicidad mesurada de los jugadores y el cuerpo técnico, marcó un punto de inflexión y entregó la evidencia del enorme paso que dio esta noche el equipo rojinegro de cara a la revancha de la semana próxima en Brasil, donde un empate o hasta perdiendo por un gol de diferencia lo meterá en la final de la Copa Libertadores por tercera vez en su rica historia futbolística. Un lugar por el que con categoría, personalidad, temple y fútbol este equipo dio un paso enorme hacia ese objetivo.
Fuente: Diario La Capital.
[youtube width=»570″ height=»300″]http://www.youtube.com/watch?v=RK9YvRUMIQE[/youtube]