En una nueva vibrante edición del clásico rosarino, Central le ganó a Newell’s con un cabezazo de Alejo Veliz que definió el 1-0 para el Canalla. El equipo de Carlos Tevez se llevó el derby en un partido parejo que se destrabó en el cierre del primer tiempo a través de un centro y frentazo del juvenil.
De esa manera, el conjunto del Apache gritó la victoria que le da un espaldarazo al ciclo del joven entrenador y un poco de alegría para la comunidad auriazul en una temporada complicada y ante su rival de siempre, que venía encumbrado en el campeonato.
El encuentro se había iniciado con una Lepra protagonista, dominando la pelota de entrada. A los 7’ dio el primer aviso a través de un zurdazo de Juan Ignacio Sforza que atrapó Gaspar Servio luego de un centro de corner en el que habían ganado en las alturas Cristian Lema y Willer Ditta.
Al toque, pisando los 8’, todo el Gigante reclamó un posible penal de Julián Fernández sobre Facundo Buonanotte, que quedó sentido y terminaría siendo reemplazado por ese golpe.
A los 14’ llegó la acción más clara para la visita: Ramiro Sordo se filtró a las espaldas de Ismael Cortez, buscó el centro atrás y encontró en soledad a Pablo Pérez, que sacudió un potente derechazo que rebotó en el palo izquierdo cuando toda la defensa y hasta el arquero habían perdido su ubicación.


Con un PP8 protagonista en la elaboración del juego y un Lema casi imbatible en las alturas en ambas áreas, se evidenciaban cada vez más claramente las falencias del fondo canalla, impreciso en las salidas y con laterales con escasa proyección y peor marca. A los 21’ la defensa local se durmió una siesta y a partir de un lateral estuvo cerca otra vez Newell’s: Juanchón García apareció suelto en el área local y sacudió una volea que se le fue cruzada.
A continuación llegó el primer cambio del Apache ante la lesión de Buonanotte: se modificó la estructura del equipo, que la pasaba mal en casa. Ingresó en su lugar Gino Infantino, con rodaje en el torneo y que estuvo cerca de ver la roja por un patadón a los 25’ y de convertir a los 27’: un veloz contraataque derivó en un centro al ras del piso de Blanco que encontró a Infantino, quien intentó sacar el zurdazo pero fue bloqueado por Pablo Pérez y su disparo se diluyó en las manos de Franco Herrera.
Con más equilibrio en la mitad del campo y una defensa ya con cuatro defensores, Central seguía sin lograr conexiones para perseguir el gol. Newell’s fue de mayor a menor, bajó el ritmo y aunque cada tiro libre a favor suponía un peligro, ya le costaba generar con la bola en los pies.
Un frentazo del uruguayo Jhonatan Candia había dado aviso a los 41’ y a los 43’ llegó el grito que enloqueció a todo Arroyito. Un tiro libre lejano que ejecutó Candia cayó llovido al área, casi sobre la medialuna, y como un faro apareció el pibe Alejo Veliz, que le ganó en las alturas a Lema y metió un cabezazo que, flojo de cálculos, no pudo sacar el arquerito Franco Herrera.
El 1-0 sobre el cierre del primer tiempo se festejó con todo. Puño apretado y serio, el DT Tevez festejó con sus colaboradores y la platea de Cordiviola lo que fue casi un gol inesperado. Por el contexto del duelo, por la acción aislada y cuando ya se miraban de reojo los vestuarios.


Al minuto del complemento se perdió el segundo Veliz, que recibió un centro preciso a mediana altura de Blanco, pero definió muy al medio y se lo tapó Herrera; en el rebote buscó al medio a Candia, pero fue bloqueado por el regreso de la defensa leprosa.
El elenco de Sanguinetti salió a la segunda mitad con el objetivo de amigarse con la pelota y volver a generar peligro para acercarse al empate. Tras el sacudón de entrada, la Lepra intentó hacer rodar la bola de un costado al otro pero sin lograr profundizar.
A la conducción de Pablo Pérez comenzó a notársele la falta de ritmo por la lesión que arrastró hasta la fecha pasada y la baja en su rendimiento afectó al colectivo rojinegro. El partido entró en el bache que buscaba Tevez y se alejaron de los arcos.
Sobre los 20’ llegaron los cambios, con los ingresos de Franco Frías y Marcelo Benítez en reemplazo de Candia y Juan Rodríguez, además del lesionado Walter Montoya, que se fue rengueando y fue suplido por Francis Mc Allister.
A los 22’ tuvo una acción clara la Lepra: se lo perdió el colombiano Ditta, que apareció solo en un centro por el segundo palo, pero falló el toque de derecha cuando estaba servido dentro del área chica. En la siguiente jugada pudo ver la roja por un patadón sobre Frías que fue sancionado con amarilla.
Luego llegó el primer cambio en la visita, con la entrada de Genaro Rossi en lugar de Julián Fernández para terminar de volcarse en ataque en procura del gol del empate, mientras las tribunas desbordaban de gritos y hasta bombas de estruendo.
Pisando los 29’ volvió a desbordar Blanco y tiró un centro muy bombeado que llegó a conectar de cabeza el Chipi Frias, aunque sin demasiado peligro y a las manos de Herrera. Juan Garro, Nazareno Funez y Guillermo Balzi fueron los otros tres cambios de Sanguinetti en los lugares de Armando Méndez, Juanchón García y Pérez.
Con velocidad y un ataque renovado, la Lepra encaró el tramo final del clásico en un rol ofensivo que no se le había visto en el campeonato. La lluvia de encendedores y bengalas apagadas en un corner visitante demoró el trámite del partido y el árbitro Fernando Espinoza amenazó con suspenderlo si seguían los lanzamientos desde las tribunas.
Sufrió la visita en el fondo y el pibe Frias mostró parte del nivel que lo catapultó al primer equipo. Escurridizo e incisivo, fue una verdadera complicación para la aguerrida defensa rojinegra. A los 43’, cuando le costaba encontrar los espacios a la visita, Panchito González asomó a la carrera en el borde del área y lanzó un zurdazo que se fue desviado.
A los 49’ se perdió una ocasión increíble Newell’s: se paralizaron los corazones con una jugada con rebotes que remató Rossi y le quedó a Funez dentro del área menor, pero su zurdazo se fue afuera.
El cronómetro se fue quedando sin segundos y el Canalla se abrazó a la victoria en Arroyito. Puros centros cayeron sobre el área local y aunque buscó liquidar de contra, la diferencia fue tan ajustada como plasmó el resultado final.