Central mostró en la primera mitad una imagen nerviosa durante buena parte de la etapa. Es que tal ve se mostró sorprendido por un Tigre que le metió presión en toda la cancha desde el primer minuto del partido.
Así, con intensidad, con ritmo, pero sin muchas ideas de cómo superar algunas marcas pegajosas o algunos dominios territoriales del rival -sobre todo de parte de los volantes centrales del Matador-, Central intentaba conectarse pero no lo lograba.
Sumado al esquema del rival, los que saben con la pelota no aparecían en toda su dimensión. Barrientos, José Luis Fernández y el chico Cervi, no siempre elegían el pase o el momento justo y así el Chelito Delgado -que se movió bastante bien por derecha- o Marco Ruben no lograban profundidad.
Tigre era el buen trabajo de Lucas Wilchez tratando de organizar, la velocidad y habilidad de Larrondo y el aporte de Paglialunga y Pelletieri en el medio, recuperando y distribuyendo criteriosamente.
Pese a la intensidad, no había mucho trabajo para los arqueros.
A los 10′, y ante la imposibilidad de llegar tocando, Barrientos sacó un bombazo desde fuera del área que se fue por arriba del travesaño de Javi García.
Ya los 17′, Janson -un volante derecho movedizo y bastante inteligente-, se acomodó en la puerta del área y, de media vuelta, le llevó un susto a Caranta.
Central debió esperar hasta los 37′ para anotarse la primera jugada colectivo de riesgo. El sanlorencino Cervi recuperó una pelota como si fuera un volante de marca, lo ubicó al Chelito por derecha, el centro al segundo palo y José Luis Fernández -que entraba atropellando-le entró y con fuerza de volea.
Sobre el final lo volvió a tener José Luis Fernández, tras una buena habilitación de Ruben, pero su remate final se fue apenas alto.
Poco de Central, escasas situaciones de gol y sin que el mensaje del Chacho Coudet pareciera entenderse.
El complemento fue un compendio de desprolijidades en donde Central se llevó buena parte del protagonismo. Sin mucha tenencia de la pelota, sin precisión a la hora de distribuir cuando la conseguía, con muchos nervios, intentó ir como pudo.
No aparecían ni Fernández ni Cervi, Ruben retrocedía pero no alcanzaba, el Chelito mostraba lo que sabe en cuentagotas. Y así no le sirvió.
Tigre ya no mostró la postura agresiva del primer tiempo y se dedicó a ensuciar el juego y a explotar alguna contra.
Luego del parate de 8 minutos por la agresión que sufrió el DT Gustavo Alfaro, Central terminó de enfriarse y hasta se lo pudo ver al equipo del Chacho tirando pelotazos intrascendentes.
Recién a los 24′ una contra de Cervi casi termina en gol, pero González Pirez anuló la posibilidad.
Y a los 27′, cuando pocos lo esperaban, Wilchez hizo una buena jugada por derecha, lanzó un centro rasante y el colombiano Gómez Andrade -de buena labor- no pudo frenar su marcha y no hizo más que empujarla al fondo del arco.
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Sorpresa e indignación. Menos mal que el chiquito Franco Niell frotó la lámpara apenas un minuto y medio después para en una jugada individual definió con un bombazo junto al palo izquierdo de García para marcar el empate.
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Un codazo innecesario de Larrondo sobre Barrientos y una mano de González Pirez -que ya tenía amarilla- provocaron que Tigre se quedara con 9 a poco del final.
Central se vino con todo, pero con más lanza que ideas. Y no le fue bien. Tigre se arrinconó con uñas y dientes.
Y sobre el final, cuando el largo alargue otorgado por Ceballos se acababa, un córner rechazado fue aprovechado por Colman, Niell la émpujó un poco más y Rube, con una sutileza, hizo estallar al Gigante.
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