Como ya lo hizo en las series de octavos contra Vélez y de cuartos ante Boca, la historia para Newell’s otra vez será conciliar sus buenos recursos futbolísticos con el equilibrio y carácter necesarios para afrontar otra situación en la que no podrá mostrarse dubitativo ni patinar en el terreno de las vacilaciones. El calibre estará puesto en más de un sentido, pero lo que realmente acercará a Newell’s a la gloria será el máximo aprovechamiento que haga de los momentos favorables que entregue el trámite. Eso le hará perder aún más los estribos a Mineiro, que jugará con un ojo pegado en el arco de Guzmán y el otro en el de Víctor, ya que un gol rojinegro prácticamente hará escombros la esperanza brasileña.
Por todo esto vale la pena poner las manos en el fuego por este Newell’s. Su estructura colectiva y su intensidad de juego siempre se asociaron con una personalidad ganadora, capaz de imponer condiciones para revertir o hacerles frente a las contingencias del juego. No obstante, asegurar que la serie está cerrada tras el 2 a 0 en el Coloso sería caer en una subestimación poco aconsejable en la previa de una definición en Brasil y contra un equipo de la envergadura futbolística de Mineiro.
Esto viene a cuento porque en el horizonte se recorta la posibilidad concreta que Newell’s ya tiene un pie en la final de la Libertadores.
Pero recorrer ese camino no sólo podría ocultar algunas dificultades que esperan agazapadas, sino que para imaginarse el desarrollo que le espera a Newell’s basta con pegarle una mirada al recorrido que cumplió Mineiro cada vez que jugó de local en esta Copa. Está invicto en su estadio y en los octavos de final arrodilló con un 4 a 1 a San Pablo, y eso que no necesitaba hacer tantos goles porque en la ida había ganado 2 a 1.
Claro que alconjunto de Cuca también le caben todas las generales de la ley y en su palmarés no debe obviarse lo mal que la pasó en cuartos en la agónica clasificación ante Tijuana en el estadio en el que hoy se disputará el encuentro. Si no fuera por la atajada de Víctor en el penal a los 92 minutos ante Riascos, otra historia se hubiera contado.
De lo que sí se puede estar seguro es que la verdadera imagen futbolística de Mineiro no fue la que se paseó como un fantasma la semana pasada por el Coloso. De no ocurrir nada extraño, Mineiro buscará hacer uso y abuso de la tenencia de pelota y tratará de tomar de las solapas a Newell’s para marcarle el territorio. No hay que ser un gran entendido en el tema para sospechar que intentará emboscar a Newell’s contra Guzmán y si es posible buscará ahogarlo para cortarle las vías de oxigenación que representan las subidas de Cáceres y Casco. El traslado progresivo que suele imprimirle Figueroa por los costados puede resultar redituable, siempre y cuando encuentre buenas señales de ubicación y cohesión colectiva con Maxi y Scocco.
La prolijidad de Bernardi, la vivacidad de Maxi Rodríguez y el dedo en el gatillo que siempre tiene dispuesto Scocco también respaldan conceptualmente a un equipo que llegó a Belo Horizonte muy concientizado de sus fuerzas. En ese punto, las palabras de los jugadores rojinegros para transitar la previa no hicieron más que demostrar que están frente al partido de sus vidas. Internamente saben que para embolsar la clasificación no sólo están obligados a aprobar un examen de conciencia, sino que deberán encender esa llama interna que les permita dar un esfuerzo extra. El grupo entiende que para pasar se requiere de un cóctel de ingredientes que van más allá del talento y la habilidad deportiva.
A Martino tampoco suele fallarle el ojo para encontrar la mejor formación y su reloj futbolístico pocas veces atrasa a la hora de tomar las decisiones. Por eso la elección de Rinaldo Cruzado para reemplazar al suspendido Pablo Pérez responde a que Newell’s tratará en lo posible de quitarle ritmo al desarrollo y darle un destino seguro a la pelota para que el paso del tiempo se transforme en uno de los mejores aliados. Con la inclusión del peruano, quien le ganó la pulseada a Orzán, también suma puntos en media distancia, pero resigna un ladero en el dique de contención que formarán Mateo y Bernardi.
No hay miedo de caer en la exageración. Tampoco de transitar por la arena movediza de la grandilocuencia. Es que existen elementos de sobra en escena para afirmar que Newell’s jugará esta noche contra Mineiro el partido más importante de los últimos veinte años. Va por el pase a su tercera final de la Copa Libertadores subido a un escenario soñado, que sólo en los mejores sueños este equipo lo podía imaginar.
El estadio Independencia es un escenario atípico para Brasil
Newell’s jugará esta noche en una cancha atípica para el fútbol brasileño. Ovación estuvo ayer en el estadio Independencia y certificó que se trata de un campo de juego de dimensiones acotadas, cuyo formato en las tribunas es semejante en cuanto a la cercanía con el terreno de juego de la mítica Bombonera. Por eso a la hora del inicio del juego el estadio será una verdadera olla a presión, donde casi 20 mil almas de Mineiro coparán las tribunas y más de 2.000 leprosos harán el aguante.
El césped lucía parejo y bien verde, mientras que los encargados de cuidarlo estaban terminando de cortarlo y ajustando cada detalle dentro del terreno. La particularidad es que detrás de uno de los arcos hay una gran carpa blanca y cuenta con tres tribunas que rodean el campo de juego.
Un estadio que no tendrá el marco de los monstruosos Morumbí, Maracaná o el mismísimo Mineirao, pero sí contará con una multitud gritando y vivando por sus equipos bien pegados al campo de juego.
La dirigencia mineira optó por jugar allí por cuestiones económicas, ya que recauda más que en el Mineirao debido al canon que exige abrir ese gran estadio. Y además los jugadores y los hinchas allí se sienten como en su casa.
Fuente: Diario La Capital