Rosario. Sábado 11 de abril de 1987. El Papa Juan Pablo II visita la ciudad por seis horas y deja una postal histórica. Tiempo suficiente para que ese recuerdo siga vivo: las manifestaciones de fe fueron tan intensas que no sólo los cristianos guardan en su memoria aquella jornada. Bajo un sol radiante, la ciudad vivió un momento histórico del que ya pasaron 35 años.
El Monumento Nacional a la Bandera fue epicentro de ese día que conmovió a Rosario. Más de 300 mil personas concurrieron al oficio religioso que Karol Wojtyla ofreció frente al río en un altar levantado para la ocasión.
La multitud no sólo estuvo presente durante la misa. Miles y miles de ciudadanos de todas las edades recibieron a las 8.55 al Papa en el Aeropuerto de Fisherton. Cumplido el protocolo, Juan Pablo II subió al Papamóvil y recorrió las calles de la ciudad.
En cada esquina, a lo largo de cada cuadra, se vivieron momentos de emoción. En Wilde y Córdoba, por ejemplo, los alumnos del instituto Stella Maris esperaban ansiosos con un cartel que decía en polaco: “Niech Bedzie Poch Walony Jezus Christus” (Que seas alabado Jesucristo). Sin dudas, uno de los puntos máximos de la recorrida fue cuando la caravana que lo acompañaba transitó por avenida Pellegrini, desde Ovidio Lagos hasta avenida Belgrano.
Familias enteras, chicos y chicas adolescentes, y alumnos de decenas de escuelas agitaron sus banderas, sus pañuelos y sus brazos agradeciendo su presencia. El paso por la parroquia Nuestra Señora del Carmen también fue emocionante. Aunque la comitiva no se detuvo, los fieles allí apostados estallaron en gritos y aplausos cuando él bendijo el templo.
Ya en el Monumento, recibió ofrendas que simbolizaban el respeto y afecto de la ciudad. Impartió bendiciones y también bendijo al Monumento a la Bandera, un hecho que despertó una ovación estremecedora. Hubo otra postal imborrable: cuando dio la bendición a enfermos y personas con discapacidad. Allí, las muestras de agradecimiento y fe se multiplicaron, y dejaron casi sin palabras a los presentes.
Después de la ceremonia, se trasladó al Arzobispado de Rosario donde almorzó y tomó un breve descanso. Cuando emprendió el retorno hacia el aeropuerto las demostraciones de afecto y euforia se repitieron.
Más personas acompañaron al Papa en su despedida. A las 14.05 el Papamóvil partió desde el Arzobispado hasta el aeropuerto. A las 15.25, ya en las escalerillas del avión, miró a los rosarinos, levantó su mano por última vez, y dejó su huella imborrable. Fue la única vez que un Papa visitó nuestra ciudad.
Juan Pablo II fue el papa 264 de la Iglesia Católica. De origen polaco, Karol Józef Wojtyła nació en la ciudad de Wadowice, el 18 de mayo de 1920. Fue ordenado Sumo Pontífice el 16 de octubre de 1978, como sucesor de Juan Pablo I. Y se mantuvo en el papado hasta el día de su muerte, el 2 de abril de 2005. Su reemplazante fue el alemán Joseph Ratzinger, quien eligió el nombre de Benedicto XVI.
La homilía de Juan Pablo II en Rosario
Aquella visita al país de Juan Pablo II en 1987 fue programada y duró seis días, luego de haber pasado también por Uruguay y Chile, desde donde arribó a Buenos Aires. Todo lo contrario a su improvisada primera vez, cinco años antes, en plena guerra de las Malvinas.
Juan Pablo II aterrizó en el aeroparque Jorge Newbery de la Ciudad de Buenos Aires, procedente de Santiago de Chile. Y en la pista fue recibido por el presidente Raúl Alfonsín, quien estaba acompañado por su esposa María Lorenza Barrenechea.
Luego de decir unas palabras, se subió al “Papamóvil” (siempre blindado luego del atentado que sufriera en 1981) y tras un paso por la Nunciatura porteña, se dirigió a la Casa de Gobierno, donde volvió a verse con Alfonsín, y en concepto de reunión formal. Ahí, el Pontífice salió al balcón de la Rosada, desde donde saludó a la multitud que se había reunido en la Plaza de Mayo.
En esos días en los que estuvo en el país, además de la Ciudad de Buenos Aires, estuvo en Bahía Blanca, Tucumán, Corrientes, Viedma, Mendoza, Córdoba, Salta, Paraná y Rosario. Había llegado el lunes 6 y el sábado 11 estuvo al frente del Encuentro con los Jóvenes y en la mañana del domingo, uno muy especial para los católicos porque era “domingo de Ramos”, el previo a la Pascua, encabezó la jornada Mundial de la Juventud desde un altar ubicado en 9 de Julio y Santa Fe, estimándose que más de un millón de personas participó del evento.
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Fuentes: Rosario por Conocer, JuanPabloSegundo.blogspot.com y delrosario.org.ar.