En cumplimiento a la Ordenanza N° 9.841 aprobada por el Concejo Municipal, que instituyó el 19 de abril como Día Municipal de la Bicicleta en adhesión a las celebraciones internacionales, Mi bici tu bici será gratuito para sus usuarios y usuarias este martes, con el objetivo de impulsar que cada vez más los rosarinos y rosarinas elijan trasladarse utilizando el sistema de alquiler de bicis.
El beneficio se extiende desde las 00 a las 24 horas sólo para personas que estén registradas en el sistema, sin la necesidad de contar con un abono vigente. Cabe destacar que la medida rige solamente para el abono diario y no incluye el tiempo de uso adicional, es decir si se superan los 60 minutos de utilización del rodado.
Vale recordar que es posible chequear en tiempo real la disponibilidad de bicis y anclajes a través de la app o web de Mi bici tu bici.
Aunque tradicionalmente el Día Mundial de la Bicicleta se asocia con el 19 de abril, en 2018 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 3 de junio como la fecha oficial para su celebración.
Cien mil inscriptos 🚴
El sistema logró sumar paulatinamente más usuarias y usuarios y cada vez son más las personas que usan estos rodados para viajar de forma rápida y saludable al trabajo, a estudiar y de forma recreativa.
Este modo de movilidad tuvo un notable crecimiento durante la pandemia siendo una de las formas más elegidas para movilizarse, llegando al mes de abril de este año a los 100 mil inscriptos, con más de 4.5 millones de viajes realizados.
En solo pocos años, Mi bici tu bici se instaló como una de las opciones más elegidas por las y los rosarinos al momento de trasladarse de un punto a otro de la ciudad, con 72 estaciones operativas, que conectan a más de 20 barrios y con el desafío de extender el sistema hacia la zona sur de la ciudad.
Origen 👨🔬
El 19 de abril de 1943, el químico suizo Albert Hofmann realizó un autoexperimento para determinar los efectos de la dietilamida de ácido lisérgico (LSD). Hofmann ingirió deliberadamente 0,25 miligramos (250 microgramos) de la sustancia —tres días antes, el 16 de abril, lo había hecho en forma accidental mientras manipulaba la sustancia, descubriendo así sus poderosos efectos—, cantidad que consideró por entonces una dosis mínimamente efectiva (esa dosis está fijada hoy en los 20 microgramos).
Menos de una hora después, Hofmann experimentó intensas y repentinas alteraciones de la percepción. Pidió a su ayudante de laboratorio que lo escoltara hasta su casa. Como el uso de vehículos motorizados estaba prohibido a causa de las restricciones impuestas por la guerra, debieron hacer el viaje en bicicleta. En el camino, las condiciones de Hofmann se deterioraron rápidamente: veía a su vecina de al lado como una bruja, pensaba que se estaba volviendo loco, y creía que el LSD lo había envenenado.
Sin embargo, cuando su médico de cabecera lo examinó, no detectó ninguna anormalidad física, excepto por un par de pupilas increíblemente dilatadas. Hofmann fue estabilizado, y pronto su pánico comenzó a dar paso a una sensación de fortuna y disfrute. Él mismo lo describió así:
Poco a poco comencé a disfrutar de una sucesión de colores y formas sin precedentes, aun con mis ojos cerrados. Fantásticas imágenes caleidoscópicas surgían en mí, alternantes, variadas, se abrían y cerraban en círculos y espirales, y explotaban como fuentes de color, se reordenaban y mezclaban en un flujo constante…
Los eventos del primer viaje de LSD, conocido más tarde como “el día de la bicicleta” por su vuelta a casa en este medio de transporte, probaron a Hofmann que había hecho un descubrimiento significativo: una sustancia psicoactiva con una potencia extraordinaria, capaz de provocar alteraciones de la conciencia significativas con una dosis extremadamente pequeña. Hofmann visionó la droga como una potente herramienta psiquiátrica; debido a su naturaleza introspectiva, no imaginó jamás a nadie utilizándola de forma lúdica.