Damián Reifenstuel, que permaneció prófugo durante más de un año y medio tras el asesinato de Ivana Garcilazo, quedó detenido este viernes con prisión preventiva efectiva. La decisión fue tomada en una audiencia imputativa realizada en el Centro de Justicia Penal de Rosario, en la que el fiscal Lisandro Artacho lo acusó formalmente como coautor del homicidio.
Reifenstuel siguió la audiencia desde la cárcel de Piñero, por videollamada, vestido con el uniforme naranja que el gobierno provincial estableció para detenidos de alto perfil. Su defensa solicitó que fuera trasladado a otra unidad penitenciaria más alejada de Rosario y que se le quitara esa categoría, pero el pedido fue rechazado. El Servicio Penitenciario ya había resuelto su alojamiento en Piñero, donde permanece desde que fue extraditado desde Bolivia tras permanecer más de un año y medio prófugo.
La imputación fue por el delito de homicidio agravado por haber sido cometido con ocasión de un espectáculo deportivo, con una pena máxima de hasta 35 años de prisión. Según explicó Artacho, no corresponde la prisión perpetua porque el crimen no encuadra dentro de los parámetros internacionales para considerarlo un crimen de odio: “Aunque la mataron por ser hincha de Central, los crímenes de odio según el código internacional se definen por razones de género, religión o raza”, aclaró.
El hecho. Reifenstuel fue imputado por su participación en el ataque que terminó con la vida de Ivana Garcilazo, la joven hincha de Rosario Central que murió el 30 de septiembre de 2023 tras recibir un piedrazo mientras circulaba en moto con su pareja por avenida Ovidio Lagos y Montevideo, a la salida del clásico rosarino.
Según la investigación, el profesor de química actuó junto a Ariel Matías Cabrera y Juan José Massón. Los tres se habrían reunido en barrio Agote para ver el partido entre Central y Newell’s. Luego, se dirigieron a la zona del Parque Independencia, donde identificaron a Ivana por su indumentaria canalla y, en forma conjunta, comenzaron a arrojar piedras.
Una de esas baldosas impactó en la cabeza de la joven, provocándole un traumatismo encéfalo craneano grave. Ivana cayó desvanecida de su moto. Su pareja se detuvo para auxiliarla, pero fue agredido por Cabrera, quien intentó atacarlo con una cadena robada durante el forcejeo. Tras la agresión, todos escaparon.
Testimonio clave. Durante la audiencia, el fiscal del Equipo Fiscal Transitorio en Violencias Altamente Lesivas aportó un testimonio clave: el del taxista que, quince minutos después del crimen, llevó a Reifenstuel hasta su casa. Según declaró, el acusado intentó arrojarle una lata de cerveza a otros hinchas de Central durante el viaje. Esa actitud, sumada a su fuga posterior, refuerza su participación en el crimen junto a Cabrera y Massón, ambos ya imputados y detenidos.
Artacho reconstruyó la huida de Reifenstuel tras el hecho: primero viajó a San Nicolás, luego a Salta, y finalmente cruzó la frontera por un paso irregular hacia Bolivia, donde se instaló en Samaipata bajo una identidad falsa. Allí consiguió trabajo y llevaba una vida oculta hasta que fue detenido por Interpol el 25 de febrero de este año. Cinco meses después, fue trasladado al país en un fuerte operativo de seguridad.
En paralelo a la audiencia judicial, familiares y amigos de Ivana se movilizaron en la explanada del Centro de Justicia Penal. Colocaron carteles, afiches y pancartas exigiendo justicia, con mensajes como “El que las hace, las paga. Te llegó la hora de pagar”. La hermana de la víctima había manifestado su deseo de “mirarlo a la cara”, pero no pudo hacerlo, ya que el imputado participó del proceso de forma remota.
Con esta nueva imputación, el caso avanza hacia su etapa final. A casi dos años del asesinato, los tres acusados están detenidos y se espera por el juicio que determinará sus responsabilidades.
