Thiago González tenía 16 años y su vida terminó violentamente en la madrugada de este viernes 23 de mayo, tras recibir un disparo en la cabeza en Ayacucho al 6300, en el extremo sur de Rosario. La secuencia aún está bajo investigación, pero las primeras hipótesis del fiscal Alejandro Ferlazzo apuntan a que el crimen ocurrió dentro del taxi en el que se trasladaba la víctima.
Según los datos iniciales, González subió al vehículo en barrio Las Flores pasadas las 3 de la mañana. Habría recibido el disparo mientras iba en el asiento del acompañante. Tras el ataque, según declaró el propio fiscal, el conductor habría intentado deshacerse del cuerpo: “Esa persona sería quien lo dejó donde finalmente fue hallado”, expresó. Al ser detenido, el chofer —de 50 años— fue encontrado limpiando sangre del interior del auto, lo que reforzó las sospechas.
La versión inicial indicaba que Thiago había llegado a la zona de Caupolicán al 200, bajado del taxi y mantenido una breve charla con su agresor, quien le disparó en la cara. Pero la fiscalía sostiene que el asesinato ocurrió dentro del vehículo. La reconstrucción sugiere que, tras recibir el tiro, el adolescente intentó escapar: volvió a subir al taxi, pidió que lo trasladaran, pero descendió a pocos metros e intentó correr hacia una vivienda de pasillo, donde finalmente se desplomó y murió.
- González no era un desconocido para la justicia. Aparecía mencionado en la causa por el crimen del subinspector Leoncio Bermúdez, asesinado en noviembre de 2023 en el Hospital Provincial durante un intento de fuga de un preso. Puntualmente, había sido captado en cámaras actuando como “campana” junto a otro menor.
Ese otro adolescente, Braiton Nicolás Villa, también fue asesinado. Lo mataron en junio de 2024, en Guatemala al 2300, en circunstancias similares: iba en un remis cuando recibió varios disparos.
El taxi que trasladó a González fue hallado más tarde en Entre Ríos al 6300. Hasta allí llegó Jorgelina, la titular de la licencia, quien confirmó que el auto era utilizado por choferes en distintos turnos. Fue el conductor de la mañana quien alertó a la Policía tras notar el nerviosismo del colega que llegaba a hacer el relevo y ver manchas de sangre en el asiento.
“El chofer de la noche no tiene ni un mes manejando este taxi. Todavía no pudimos hablar con él porque está incomunicado”, declaró la dueña del coche, quien indicó que pedirá el rastreo del GPS para conocer el recorrido exacto del vehículo.
La Fiscalía dispuso la intervención del gabinete criminalístico para realizar pericias fotográficas, levantamiento de rastros y análisis de cámaras de seguridad. La investigación continúa, con múltiples interrogantes abiertos sobre el rol del taxista y las motivaciones detrás de otro crimen que sacude a Rosario.