El dueño de un taller fue condenado por encubrimiento triplemente agravado en el marco de la causa por el homicidio de Sebastián Cejas, asesinado a balazos en septiembre de 2020 cuando le robaron el auto. En un procedimiento abreviado propuesto por la fiscal Gisela Paolicelli y homologado por el juez Héctor Núñez Cartelle, Claudio Blanco fue condenado a 4 años de prisión efectiva por haber escondido el auto robado en su galpón y por tenencia ilegal de arma de fuego de guerra.
El crimen de Cejas ocurrió a primera hora del 22 de septiembre de 2020. La víctima, de 38 años y cocinero de un restaurante, estaba junto a su madre frente a la guardia del Hospital Español, en Gaboto al 1100. A bordo de su Chevrolet Onix esperaban al padre de Sebastián, que estaba en una sesión de diálisis, cuando fueron abordados por cuatro ladrones. A fuerza de empujones los delincuentes sacaron a la mujer del auto, por lo que Sebastián trató de defenderla a los golpes, pero fue baleado en el pecho. A pesar de que los médicos de la guardia lo atendieron enseguida, el hombre falleció a los pocos minutos.
Dos días después del crimen, y tras los pasos del auto robado, la Agencia de Investigación Criminal realizó un allanamiento en un galpón de Ituzaingó al 7300. En ese lugar estaba escondido el auto de Cejas, un Volkswagen Saveiro con su cédula de identificación, una moto Honda XR con pedido de secuestro de agosto de 2020, una moto Yamaha FZ con pedido de secuestro de mayo de 2020, dos chapas patentes y una chapa más de una moto Yamaha XTZ con pedido de secuestro.
Sobre el auto de Cejas en esa ocasión Blanco le explicó a la Policía que lo había dejado en el fondo, tapado por unas chapas y un nylon negro. Dijo que lo había llevado un joven al que no conocía, pero que había llegado al galpón de parte de Juan C., un recluso de la cárcel de Piñero que solía enviarle vehículos para que él guardara a cambio de dinero.
También se secuestró una serie de armas de fuego y municiones: un revólver calibre 38 con tres cartuchos en su interior, que estaba en una mochila con otros cartuchos del mismo calibre, uno de 9 milímetros y 6 de calibre 12; una carabina calibre 22 con un cartucho en la recámara, un cargador de diez cartuchos del mismo calibre, una mira telescópica y una escopeta calibre 12.
La fiscal Gisela Paolicelli acusó a Blanco de haber recibido el vehículo a sabiendas de su procedencia ilícita y de actuar con ánimo de lucro. En un procedimiento abreviado homologado este lunes por el juez de Primera Instancia Héctor Núñez Cartelle, se dictó la condena de 4 años de prisión efectiva por encubrimiento triplemente agravado por tratarse de un delito precedente grave, ánimo de lucro y habitualidad y tenencia ilegal de arma de fuego de guerra.
Entre los avances de la investigación y las casualidades el homicidio de Sebastián Cejas fue esclareciéndose hasta lograr la detención de quienes hoy están acusados de ser los autores y encubridores del hecho.
El 11 de octubre de 2020, en un procedimiento policial por otro auto robado, fueron detenidos Leonardo C. y Gabriel O., tras ser identificados en el operativo realizado en calle Margis al 5000. En ese auto, según la información brindada por una empresa de servicios de geolocalización, había estado el vehículo de Cejas guardado durante unas 24 horas antes de que lo trasladaran al galpón en el que finalmente fue hallado. A estas dos personas la fiscal Paolicelli les imputó el homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego.
A ese procedimiento se llegó por un llamado al 911 que alertó sobre una Renault Kangoo estacionada en Margis al 5000, que según el denunciante había sido robado. Cuando un móvil del Comando Radioeléctrico llegó al lugar los policías advirtieron que un grupo de muchachos huyó a las corridas en distintas direcciones. Luego de una rápida persecución fueron detenidas ocho personas, de las cuales dos fueron identificadas como sospechosas del homicidio de Sebastián Cejas, que ya tenían pedido de captura.
En tanto en enero de 2021, tras otra persecución por el robo de un auto, fue detenido Aquiles A., joven que también quedó vinculado a la causa. Para la fiscal Paolicelli se trata de quien se ocupó de seguir las órdenes que Juan C. daba desde Piñero para esconder el vehículo robado. Ambos fueron imputados por encubrimiento agravado.
Estas dos personas fueron quienes organizaron la llegada del auto robado al galpón de Ituzaingó al 7300. Desde la Unidad Nº 11 de Piñero el recluso Juan C., que compartía el pabellón 13 con presos de la talla de René Ungaro y con el padre y un hermano de Aquiles A., ordenó el descarte del auto mediante mensajes por WhatsApp. “Escucháme amigo ahí a lo mejor rescaten un tutu.. lo ponemos ahí, yo te tiro ahora dos o tres lucas, le levantamos la pared del fondo así ya lo dejamos guardadito ahí, qué te parece”, le dijo Juan C., con el alias Rata Negra, a Claudio Blanco, el dueño de un galpón en Ituzaingó al 7300.
“Es un auto chiquito, es un Onix, mañana a la mañana yo te hago llevar la funda”, dijo Juan C. En tanto Blanco insistió en varias oportunidades en que una vez realizada la operación no le enviaran más vehículos: “Después vamos a cortar por un tiempo de traer cosas, porque mi mujer empieza a romperme los huevos y estoy re embagayado”.
A lo largo de la charla se dejó entrever que en el mismo galpón había otros vehículos, motos y una camioneta, enviadas por Juan C. para ser ocultados ahí. También había dinero, de donde Blanco se cobró los 2.500 pesos que finalmente arreglaron por permitir que guardaran ahí el auto robado a Cejas.
“Oso” trabajaba como cocinero en el restaurante “El Mejor”, ubicado en Italia y La Paz. El oficio lo había aprendido en un negocio familiar de Necochea al 3800 y desde entonces siempre se dedicó a esa actividad. Según contó su hermano luego del crimen, Sebastián estaba trabajando en el proyecto de abrir su propio negocio de comidas.
Pero a primera hora del 22 de septiembre de 2020 fue sorprendido por cuatro ladrones, de los cuales uno no dudó en disparar cuando “Oso”, apodo que tenía por su gran porte físico, se abalanzó sobre ellos para defender a su madre que estaba siendo golpeada.
“De un momento a otro, salieron cuatro flacos con gorritas, hechos unos locos y empezaron a pegarle al auto”, contó la mujer luego del crimen. Dos ladrones fueron por un lado del auto, dos por el otro. A su madre la retiraron por la fuerza, mientras que otro de los delincuentes rompió la ventanilla del lado del conductor.
En un intento de defender a su madre, “Oso” recibió un disparo en la línea hemiclavicular externa, a la altura del tercer espacio intercostal. Los ladrones se subieron al auto y se dieron a la fuga, mientras que Sebastián fue ingresado a la guardia del Español, donde poco más de una hora después falleció.
Fuentes: Diario La Capital y Diario El Ciudadano.