Uno de los policías encargados de los operativos contra las redes criminales investigadas en Rosario fue esperado por dos vehículos cuando llegaba anoche a su vivienda particular en un auto oficial y baleado desde uno de ellos. El oficial, que resultó ileso, inició una persecución contra uno de los autos, que se extendió por veinte cuadras en la zona oeste de la ciudad, finalizada al cabo de un intercambio de disparos, tras el cual los ocupantes del vehículo perseguido consiguieron escapar.
Esta situación consta en la denuncia formalizada que recaerá en el juzgado a cargo de Alejandra Rodenas, quien anoche concurrió a la Jefatura de Unidad Regional II a interiorizarse del episodio. Esta magistrada es la que el viernes pasado recibió una presentación de parte del juez Juan Carlos Vienna, quien señaló que un particular lo había amenazado a él, al ministro de Seguridad Raúl Lamberto y a tres policías de la División Judicial de la Unidad Regional II a fin de que desistan de profundizar las pesquisas contra las organizaciones que protagonizan una cadena de actos violentos, entre las que se cuenta la banda de Los Monos, comandada por la familia Cantero. El efectivo emboscado anoche es uno de los tres incluidos en esa denuncia.
“Intentaron matar a uno de los policías que está en la investigación de estos grupos y que recibió amenazas y tuvo seguimientos previos”, señaló ayer una fuente de la causa judicial a este diario.
El hecho se registró cuando el policía llegaba en un Chevrolet Corsa azul a la casa donde vive con su familia en cercanías de Godoy y Rouillón. Según la denuncia que se labraba anoche en la Jefatura de Unidad Regional II, este oficial (su nombre queda en reserva) cumplió con una medida de seguridad convencional que reitera cada vez que llega a su domicilio: entrar de contramano a la cuadra donde está su vivienda para evitar que quienes puedan aguardar en un vehículo adviertan de frente su ingreso.
Al avanzar en la cuadra, señalaron fuentes del caso, el oficial advirtió de frente un vehículo negro de una marca de alta gama que le llamó la atención porque no suele haber autos de ese nivel en la zona. Por eso tomó su patente. Inmediatamente notó por el espejo retrovisor la presencia, además , de un Chevrolet Corsa estacionado al que había dejado atrás, en cuyo interior había personas. El vehículo negro empezó a moverse entonces hasta salir del campo de visión del policía. Este giró entonces con la intención de acercarse al Corsa. Cuando lo hacía, según un vocero del caso, le dispararon. El balazo dio en el capó del auto del policía.
Se inició entonces una persecución a lo largo de veinte cuadras. Según la denuncia en el trayecto desde los dos Chevrolet Corsa se intercambiaron unos veinte disparos. El vehículo que había esperado al policía en la puerta de su casa pudo finalmente perderse de vista.
Una tensión apreciable y en ascenso se desató a medida que en la Jefatura y en Tribunales se fueron imponiendo de lo ocurrido. En el juzgado a cargo de Vienna el hecho les pareció la convalidación concreta de lo que hasta ahora habían sido intimidaciones. El policía que fue acechado era, como se dijo, uno de los tres aludidos en la denuncia que el viernes efectuó Vienna.
Pero además su nombre y su domicilio, según surge en las escuchas telefónicas, fue uno de los que fue pasado por efectivos que se desempeñaban en la Secretaría de Delitos Complejos, lo que motivó la detención de un comisario inspector y un sargento, acusados ambos de integrar la asociación ilícita como aportantes de información a bandas criminales que cometen homicidios en el marco de negocios criminales, según la línea básica de la investigación.
Fuente: Diario La Capital.