La música de Pablo ‘Largo’ Caruso sigue viva en Rosario. Su batería, donada por la familia del músico tras su partida, encontró un nuevo hogar en el Ensamble de Música Popular y Urbana del Distrito Sudoeste, un grupo que reúne a jóvenes talentos de la ciudad. Para celebrar este gesto cargado de significado, Pablo Pino y Javier Robledo, vocalista y baterista de Cielo Razzo, se acercaron al Centro Municipal Distrito Sudoeste. Allí, junto a los integrantes del ensamble, compartieron anécdotas y canciones que hicieron vibrar cada rincón del espacio.
- La juvenil agrupación fue depositaria de la batería del recordado integrante de la banda Pablo ‘Largo’ Caruso, que su mamá decidió donar luego del fallecimiento del músico. Así, la historia de Largo sigue presente, dejando huella, como un abrazo que nunca se va.
Los y las jóvenes músicos tuvieron la oportunidad de interpretar temas como Entre caníbales de Soda Stereo y Ciudad de pobres corazones de Fito Páez, con la atenta mirada de Pino y Robledo, quienes revivieron el espíritu de Largo en cada nota. «Es hermoso que la batería esté teniendo vida de nuevo y que esté sonando», expresó Pino. «Queríamos conocer a estos chicos y chicas, contarles nuestra historia con Largo y ver cómo este instrumento renace rodeado de nuevas energías».
La batería de Caruso, en un principio destinada a la Escuela Orquesta Barrio Ludueña, fue transferida al Ensamble de Música Popular cuando se vio que este espacio, creado en 2023, no solo tenía un lugar para ella sino también una misión: formar a jóvenes de 13 a 25 años con conocimientos musicales previos y ganas de dar el salto al mercado cultural de Rosario.
Lucio Sandilo, baterista del Ensamble, fue uno de los primeros en probar el instrumento: “Desde que tenemos la batería de Largo, siento que nuestra música tiene un nuevo color. Nos juntamos cada semana, practicamos juntos y creamos un vínculo especial. Es un honor que suene aquí”.
El Ensamble de Música Popular y Urbana del Sudoeste continúa su trayecto formativo con una propuesta única en la ciudad. Ofrece a los jóvenes capacitaciones que los preparan para el mundo del arte, desde técnicas de improvisación hasta producción y gestión cultural. Así, la batería de Largo Caruso se convierte en un símbolo de continuidad, de legado y de construcción colectiva, un puente entre generaciones y un recordatorio de que la música es un lenguaje vivo, que transforma y conecta.