Muestras tomadas y analizadas por equipos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) determinaron que los líquidos que se desprenden de las montañas de basura que se forman en el relleno sanitario de Ricardone contienen «alta carga orgánica y metales pesados».
Esos líquidos se vierten en un canal que bordea al relleno y que alimenta al canal Ibarlucea, el cual desemboca en el Arroyo Ludueña. La investigación fue impulsada por la ONG Taller Ecologista, desde la que señalaron que hace dos años tomaron otra muestra que arrojó resultados similares.
La investigación de la ONG se basó en la toma de muestras de líquidos en un canal pluvial lindero al relleno sanitario de Ricardone y las mismas fueron analizadas por personal del Centro de Ingeniería Sanitaria (CIS) de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR.
Según informó el Taller Ecologista, el análisis de la muestra de agua arrojó valores altos para ciertos parámetros físico-químicos (DBO, DQO, Cromo total, Níquel y Manganeso), dando la pauta de que se trata de un lixiviado sin tratamiento. “El relleno sanitario no debería liberar lixiviados crudos, ya que corresponde que sean tratados dentro de la misma planta antes de su volcamiento”, subrayaron.
Pese a la existencia de la ordenanza de Basura Cero, del año 2008, que promueve la reducción gradual de los residuos y dejar de “enterrarlos” en ese relleno ubicado 12 kilómetros al norte de Rosario, la realidad es que la ciudad deriva al predio de 30 hectáreas unas 300.000 toneladas de residuos por año.
Eso representa un 25% más que cuando se aprobó aquella ordenanza, incumplida de forma sucesiva. Si bien más de diez localidades del área metropolitana envían sus residuos a Ricardone, Rosario es la que más ha contribuido al crecimiento de esta montaña de basura al costado de la autopista a Santa Fe.
Fuentes: Rosario3.com y Diario La Capital.