Newell’s cayó como local ante River por la tercera fecha del campeonato en un partido marcado por dos errores del arquero Iván Arboleda que facilitaron el triunfo por 2-0 del equipo de Marcelo Gallardo. La Lepra fue de mayor a menor, hizo un gran desgaste durante el primer tiempo ante un rival con un ritmo arrollador pero al que le supo sostener el cero. Sin embargo, las dos fallas de Arboleda rompieron las estructuras del partido.
Sin demasiadas fisuras en el fondo, el local generó poco durante la primera parte y la posesión fue mayoritariamente de la visita. La presión ofensiva de Julián Álvarez y las ágiles combinaciones siempre parecieron una amenaza que no llegaba finalmente a buen rumbo. Buenas proyecciones del ex canalla Elías Gómez también marcaron una tendencia por la izquierda.
La visita era superior pero no encontraba la llave para abrir el partido. Desgastado en la segunda mitad y con el infortunio de la lesión del ingresado Jerónimo Cacciabue, el Rojinegro tuvo para colmo el pedido de cambio de Leonel Vangioni, pero ya no le quedaban modificaciones disponibles. Tuvo que jugar unos veinte minutos con una molestia y el elenco de Gallardo aprovechó cada uno de los errores locales.
A los 26’, un mal rechazo del arquero Arboleda ante la presión derivó en los pies del colombiano Quintero, que remató con sutileza y lanzó un zurdazo rasante desde afuera del área que terminó en el fondo de la red para el 1-0 de la visita en el Coloso.
Cuando esbozaba una reacción en el complemento con un frentazo del debutante Djorkaeff Reasco a las manos del arquero, de contraataque llegó otro golpe para la Lepra: en veloz avance, Santiago Simón abrió para Robert Rojas, que sacó un potente pero centrado derechazo que tuvo una débil respuesta de Arboleda y se transformó en el 2-0.
El descontento general del público por las dos jugadas que torcieron el destino del partido se hizo sentir a través de objetos contundentes que cayeron contra el arco rival. Armani paró el partido cuando llovieron una piedra y una botella de plástico. El encendido clima que contagiaba el equipo se partió con los dos bloopers del golero colombiano. Incluso se oyeron algunos silbidos cuando volvió a atrapar el balón.
