Con más de 14 mil respuestas de vecinas y vecinos de todos los barrios, el sondeo realizado en febrero y marzo por la Municipalidad de Rosario ofrece un mapa crudo pero útil sobre cómo se gestionan los residuos en la ciudad. La mayoría conoce los días de recolección y saca la basura en horarios razonables. Sin embargo, la higiene urbana sigue teniendo un problema de base: los hábitos no están consolidados y las herramientas disponibles no siempre son conocidas.
El dato más directo y preocupante: más de la mitad (57,2%) de quienes respondieron asegura que en su zona suelen formarse basurales. A pesar de eso, el 70,9% no hizo nunca una denuncia. La falta de participación ciudadana en estos casos se cruza con otro problema: solo el 43,5% sabe qué hacer con los residuos grandes como escombros o muebles, y más del 57% desconoce que existe un servicio municipal gratuito para retirarlos.
El conflicto con los basurales no es nuevo, pero este trabajo evidencia que está lejos de resolverse. El relevamiento muestra además que la falta de cuidado por parte de la ciudadanía es señalada como el principal problema (26,9%), seguida por la presencia de recolectores informales (22,6%), un dato que deja entrever tensiones que exceden el tema de la basura: la informalidad, la desigualdad y la convivencia en el espacio público.
Otro eje revelador es el de la separación de residuos: apenas el 48,1% dijo practicarla. Aunque parece un porcentaje alto, es insuficiente para una ciudad que busca reducir el volumen que entierra. Las razones por las que la mitad restante no separa son conocidas: falta de hábito y escasez de infraestructura cercana. Solo el 6% señaló “no sé cómo hacerlo”, lo cual indica que el problema no es de información sino de condiciones materiales y cultura ambiental.
También se relevaron algunas prácticas cotidianas que impactan en la limpieza urbana: dos tercios de la población barren su vereda y casi todos los dueños de mascotas dicen levantar los residuos de sus animales. Pero la percepción sobre los vecinos es distinta: el 69,2% cree que los otros no lo hacen. Este contraste entre lo que uno hace y lo que cree que hacen los demás es un clásico de los estudios de opinión, y en este caso revela una distancia entre responsabilidad individual y percepción colectiva.
El sondeo, realizado por la Subsecretaría de Comunicación Social municipal, no puede leerse como una foto definitiva, pero sí como una radiografía de tendencias: muchas personas hacen lo que corresponde, pero hay un desfasaje entre los servicios disponibles y el conocimiento real que tiene la gente sobre cómo usarlos. Entre el “saber” y el “hacer”, Rosario todavía arrastra problemas de vieja data.
