Roberto Sukerman comenzó la recorrida por los 47 barrios de la ciudad. El actual edil kirchnerista, precandidato a intendente de la ciudad, emprendió la recorrida bajo la consigna “Queremos cambiar Rosario los que soñamos vivir en paz” y con un gran libro que fue completado con consultas e inquietudes de vecinos. En este caso pisó Empalme Graneros, donde recibió reclamos como la seguridad, la falta de cloacas y la mala presión de agua como centro de reclamos.
Durante la caminata, que arrancó la intersección de las calles Juan José Paso y Garzón, en el corazón de Empalme Graneros, las inquietudes, reclamos y consultas de los vecinos quedaron asentados en un gran libro, que será transportado también a los demás barrios de Rosario.
Tras el trayecto, Sukerman indicó: “La problemática de la inseguridad fue la primera que expusieron los ciudadanos de la zona, una materia frente a la que venimos trabajando desde el Concejo mediante la presentación de iniciativas concretas. Una coyuntura transversal, presente en todos los rincones de Rosario, que requiere de medidas urgentes”.
“Los vecinos de Empalme están cansados de sufrir robos y de ser el foco donde se producen hechos sangrientos, como el conocido caso de Ariel Ávila, el joven cantante de hip-hop brutalmente asesinado en febrero. Expresaron su profundo deseo de cambio, para poder volver a salir a la calle sin miedo, para que Empalme sea una zona en la que se pueda vivir”.
Por otra parte, el abogado constitucionalista y ex titular de Ansés, señaló: “Otro de los temas presentes, expresado por los vecinos, fue la falta de cloacas y la pésima presión de agua. Dos puntos que reflejan el olvido de la zona por parte de la administración actual. Hace pocos meses unas 600 familias denunciaron esta situación, pero la prestación del servicio de agua, sigue siendo deficiente, lo cual afecta notablemente la calidad de vida de las personas”.
Además, Sukerman sostuvo que los vecinos manifestaron su indignación “en torno a la existencia de una fundición de aluminio que funciona de manera clandestina en una vivienda particular de Fraga al 900 bis, la cual les ocasiona problemas de salud a causa de los ruidos, el olor y el humo, pero también de convivencia”.
“Estamos convencidos que podemos ser los portadores de la transformación que Rosario necesita. Para nosotros no hay dos Rosarios, hay una sola ciudad atravesada por toda su diversidad, compuesta por muchas ciudades, con sus 47 barrios, que presentan problemáticas comunes y algunas específicas de cada lugar. Nos sentimos capacitados para reconstruir la unidad de nuestra querida ciudad”, remarcó Sukerman, que seguirá dando vueltas por los distintos barrios.