Este martes 22 de agosto se conmemoró el 90° aniversario del Hospital Roque Saénz Peña con una jornada de la que participaron autoridades, la comunidad médica y vecinos y vecinas. En ese marco, el intendente Pablo Javkin junto con la subsecretaria de Salud, Silvia Marmiroli, y la directora del Hospital, Lorena Botta, presidió un reconocimiento a las voluntarias y a los trabajadores y trabajadoras que se jubilaron desde el año 2021. Además, se plantó un árbol y se hizo un brindis con los y las asistentes.
En la celebración, el intendente aseguró: «La ciudad tiene una historia con la salud pública que empezó hace mucho tiempo, que se continuó y se potenció con Hermes (Binner) y que generó esto que estamos viendo acá. Cuando fueron los momentos más difíciles, teníamos estas instituciones, el hospital hizo de todo, además de que tiene un trabajo pionero en parto respetado que es realmente un gran avance».
«Hoy estamos felices con los trabajadores y las trabajadoras, todos los profesionales del hospital que le ponen mucha garra y que hoy festejan estos 90 años con mucha justicia. Empezó como un hospital de crónicos, después se le puso nombre de barrio, se donaron los terrenos y se fueron sumando obras. Así se hace la historia de estas instituciones. Lo más importante son los derechos, las madres pariendo con el máximo respeto, ver la atención que se hizo, y ver cuántos enfermos en pandemia pudieron ser tratados en este hospital».
«A veces las cosas parecen abstractas, porque son derechos muy universales, pero esos derechos universales se garantizan cuando hay trabajadores profesionales, gente que integra a los equipos, voluntarios, otro proyecto que se reflotó después de la pandemia, y que tenemos también en este hospital. Cuando toda esa red y esa integración con la comunidad se junta, se hacen milagros», agregó.
«Yo quisiera ver cómo se haría ese milagro con otro sistema o de otra manera. Acá se sabe hacer. A nosotros nos ha tocado y nos va a tocar seguir resolviendo, porque tenemos claro que faltan cosas, que hay situaciones que hay que resolver. Sé también que la función del hospital fue agregando cosas y eso implica nuevos desafíos. Lo más valioso que se tiene en una institución es lo humano. Todo lo demás es reemplazable o solucionable. La calidad del recurso humano es irreemplazable. Y eso es la salud pública de esta ciudad», finalizó.
Por su gran estructura, posee consultorios externos con diversas especialidades clínicas y quirúrgicas, guardia general de adultos y pediátrica, e internación clínica con áreas de aislamiento. En julio de 2016 se puso en funcionamiento uno de los sectores más importantes del efector: el Área de Atención Integral de la Mujer enmarcada en el paradigma del parto y nacimiento respetado, reemplazando la vieja maternidad del Roque Sáenz Peña.
También, entre otros servicios a la comunidad, el hospital propició el espacio cultural El Puente, un dispositivo sustituto en salud mental que funciona en dicho efector, creado en el 2007 y destinado a pacientes y personas en tratamiento y que pertenecen a la red de efectores que articulan con el hospital. El espacio cuenta con talleres audiovisuales, de comunicación, teatro, lectura y escritura, narración, construcción de objetos, pintura, cine, técnicas corporales, percusión y alfabetización.
En el año 2012 la red de efectores municipales de salud se incorporó como miembro de la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables, comprometiéndose al trabajo en liderazgo, residuos, químicos y energía.
Historia del Roque Sáenz Peña
El Hospital Roque Sáenz Peña fue inaugurado el 20 de agosto de 1933, mediante la ordenanza Nº 5 del Concejo Deliberante, pero diez años atrás, en 1923, y en el mismo lugar de su actual emplazamiento, ya funcionaba como Hospital de Crónicos.
En 1949 se hacen presentes las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, quienes permanecen hasta el año 1974, haciéndose cargo de su administración y la asistencia espiritual de los pacientes. En 1961 la Asociación Cooperadora del Hospital Roque Sáenz hizo entrega de un moderno establecimiento de maternidad, que es la misma cooperadora que construye y equipa, en el año 1972, la sala de primeros auxilios.
En 1977, con la dictadura militar, se inicia una etapa sombría para el hospital, con el cierre de los servicios de internación en clínica médica y cirugía, que con el retorno de los gobiernos constitucionales se volvieron a reinstalar. En 1988 se crea una oficina del Registro Civil, la cual brinda la posibilidad de documentar a todos los recién nacidos. Y en 1992, con los esfuerzos de la cooperadora, se construyó y se inauguraron los consultorios de pediatría, que eran una gran demanda de la zona.