Con la necesidad a cuestas y con más ganas que fútbol, Central fue el único que propuso algo, el único que intentó y el que tuvo ambición para buscar el triunfo, más allá de que tampoco tuvo demasiados argumentos.
Es cierto, no obstante, que en el haber hay que contabilizarle al canalla un claro penal que le cometieron al chico Berra, por un agarrón evidente de la camiseta, que el árbitro Darío Herrera ignoró por completo.
Ferrari con un remate de derecha, que García desvió por arriba del travesaño, a los 15′; y un cabezazo del Chino Luna, tras un centro desde la derecha de Carrizo, se fue muy cerca del segundo palo del arquero fueron las chances más claras del canalla que insinuó más, pero que no pudo concretar nada.
En este marco, la buena para el canalla es que Tigre casi no le generó nada. Un poco por el buen trabajo canalla y otro tanto por la tibieza y falta de ambición del equipo de Victoria en esta etapa.
Luego llegaría el gol de Ferrari luego de una gran jugada colectiva que culminó en centro a la cabeza del capitán canalla.
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Cinco minutos más tarde, el Loco Abreu tuvo el partido en sus pies desde los doce pasos, pero el ex Boca Javier García le atajó el penal dándole vida al equipo de Victoria.
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El momento tan temido por la hinchada canalla llegó a los 41′ de la segunda parte: Vitti encaró de frente el arco de Caranta y sacó un remate que se desvió en la defensa, se elevó y dejó sin chances al guardameta. El ex Central no festejó el empate, cumpliendo con la ley del ex.
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Tras el cimbronazo, no le quedó tiempo para nada a Central. Apenas un disparo de Carrizo que desvió un defensor o una arremetida de Domínguez que salvó Canuto, para luego darle paso a los silbidos con aroma a bronca que bajaron de las tribunas con el pitazo final. Un 1-1 con tinte de derrota. Por lo que necesitaba el triunfo Central, porque Tigre es un rival directo y por las circunstancias de un juego que parecía iba a ganar y se le escapó en el tiro del final.
Central no lo liquidó y Vitti lo empató sobre el final
