Lucía Valentina Carpanetto tenía 21 años y su último domicilio registrado estaba en las inmediaciones de San Juan y bulevar Oroño, en el centro rosarino. Fue asesinada en la primera hora de este miércoles en la otra punta de la ciudad, en la zona sur, a unas siete cuadras del Apeadero Sur y a unas diez del límite con Villa Gobernador Gálvez. Todo lo que rodea al violento ataque es un misterio que los investigadores, a cargo del fiscal Alejandro Ferlazzo, intentan desentrañar.
La policía informó que al llegar al lugar, luego de haber sido comisionados por la Central de Emergencias 911, se encontraron con un grupo de personas que rodeaba al cuerpo de una joven que yacía en el suelo. Al arribar los médicos del Sies confirmaron que ya había fallecido y que la herida de arma de fuego era en un ojo.
Lucía fue hallada sobre la vereda sur de Muñoz al 700, en la puerta de una casa abandonada y a los pies de tres árboles de plátano. Allí quedó un charco de sangre y un arito que llevaba la víctima. Fuentes de la investigación sugieren que el disparo no fue en ese lugar, sino que la joven llegó a caminar malherida unos metros antes de caer al suelo.
En ese sentido es que el fiscal a cargo del caso, Alejandro Ferlazzo, analiza distintas hipótesis en relación a lo sucedido. Hasta el momento se sabe que la policía no encontró ninguna vaina servida y que el disparo fue a corta distancia, con posibilidad de que el arma estuviera apoyada en la cara de la víctima.
Ferlazzo también ordenó ampliar las entrevistas a posibles testigos para determinar la última vez que vieron a la joven antes de la balacera mortal. En el asesinato de Carpanetto aún hay más dudas que certezas pero su muerte violenta conmueve por el simple hecho de que una vida volvió a quedar trunca por decisión ajena.
Con este nuevo crimen, Rosario suma 274 víctimas de homicidios en lo que va del año, superando la mayor cifra alcanzada en 2014, cuando se produjeron 254 asesinatos. Triste récord de 2022 en nuestra golpeada ciudad.
