A poco más de un año de los asesinatos de trabajadores que estremecieron a Rosario en marzo de 2024, la Policía de Santa Fe detuvo este martes a la madrugada a un hombre con pedido de captura activo, vinculado al crimen del playero Bruno Nicolás Bussanich.
El arresto se produjo a las 3 de la madrugada durante un procedimiento de identificación de rutina en la zona de Patagones y Presidente Quintana, en el sur de la ciudad. El operativo estuvo a cargo del Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional II. El detenido fue identificado como Alejandro Victoriano C., requerido por la Unidad de Homicidios Dolosos del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
Desde el Ministerio de Justicia y Seguridad de Santa Fe confirmaron la detención y anunciaron que este martes, a las 13.30, se ofrecerá una atención a medios en el Centro de Justicia Penal de Rosario. Allí brindarán más detalles el secretario de Análisis del Ministerio, Esteban Santantino, y los fiscales Adrián Spelta y Patricio Saldutti, a cargo de la investigación.
El crimen de Bruno Bussanich ocurrió la noche del 7 de marzo de 2024 en una estación de servicio Puma ubicada en Mendoza al 7600. El joven, de 25 años, fue asesinado de varios disparos mientras trabajaba. Las cámaras de seguridad registraron el ataque y confirmaron que el autor fue un adolescente. En el lugar, además, apareció una bandera con un mensaje amenazante dirigido al gobernador Maximiliano Pullaro y al ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni.
Ese homicidio formó parte de una secuencia de ataques planificados que incluyeron los asesinatos de los taxistas Héctor Figueroa y Diego Celentano, del colectivero Marcos Daloia y una balacera contra la comisaría 15ª. Los hechos fueron interpretados como una represalia de organizaciones criminales en respuesta a medidas adoptadas por el gobierno provincial en el sistema penitenciario.
Luego del crimen de Bussanich y del fallecimiento del chofer Daloia, la ciudad vivió jornadas de paro en los servicios de transporte y expendio de combustibles, con calles vacías y comercios cerrados. Rosario quedó entonces sumida en un clima de miedo e incertidumbre que marcó uno de los momentos más críticos en materia de seguridad pública.