La imagen de vehículos deteriorados, amontonados durante años en patios y veredas de las comisarías de Rosario, comienza a quedar atrás. Este viernes se concretó un nuevo operativo para retirar unidades en estado de abandono, como parte del plan de reordenamiento que busca liberar completamente estos espacios y permitir que las dependencias policiales recuperen su funcionalidad.
La intervención, que tuvo lugar en las comisarías 20ª, subcomisaría 22ª y subcomisaría 24ª, permitió retirar más de 160 motocicletas y 40 automóviles que permanecían depositados desde hace años. Según detalló Matías Figueroa Escauriza, secretario de Gestión de Registros, “este operativo es el penúltimo de una serie que se viene desplegando en Rosario. Estimamos que sólo restan unos 200 vehículos para alcanzar el objetivo de liberar completamente todas las comisarías de la ciudad en el mes de mayo”.
La acción forma parte de un trabajo articulado entre distintas áreas del Estado provincial. La Agencia Provincial de Registro, Administración y Destino de Bienes y Derechos Patrimoniales (Aprad), dependiente del Ministerio de Gobierno e Innovación Pública, coordina las tareas junto al Ministerio de Justicia y Seguridad.
Este plan, instruido de manera directa por el gobernador Maximiliano Pullaro y el ministro Fabián Bastia, busca mejorar las condiciones edilicias y operativas de las comisarías, permitiendo que el personal policial pueda concentrarse en tareas de prevención y patrullaje, en lugar de destinar tiempo y recursos a la custodia de vehículos abandonados.
“El reordenamiento de los espacios es una necesidad urgente. Muchas veces nos encontramos con patios ocupados por autos judicializados o motos en desuso que entorpecen el funcionamiento diario de las comisarías”, agregó Figueroa Escauriza. “Estamos hablando de más de 200 vehículos retirados en esta etapa y de un proceso que incluye revisión, traslado, clasificación y, en los casos necesarios, compactación”.
Un proceso complejo y necesario
Cada unidad retirada debe ser previamente identificada y vinculada a su causa judicial, tarea que demanda tiempo y precisión. Una vez completada esta instancia, se determina su destino final: aquellas que aún pueden ser útiles son puestas a disposición para su reutilización o subasta, mientras que las que se encuentran en estado irrecuperable son enviadas a procesos de compactación.
Estas acciones requieren también licitaciones y trámites administrativos que garanticen la transparencia en el manejo de los bienes. La tarea no sólo impacta en las condiciones de trabajo de las fuerzas de seguridad, sino también en el ordenamiento del espacio público y en la recuperación de zonas que, durante años, funcionaron como depósitos improvisados.
Un cambio visible
Con este operativo, el proceso entra en su etapa final. Desde la Provincia estiman que, si se mantienen los ritmos de trabajo actuales, en mayo Rosario tendrá todas sus comisarías libres de vehículos secuestrados o abandonados, marcando un antes y un después en la gestión del patrimonio estatal vinculado a causas judiciales.
El retiro de vehículos, muchas veces percibido como una tarea invisible, representa en realidad una transformación profunda: liberar espacios para que la policía pueda hacer su trabajo, reducir la contaminación visual y ambiental, y poner en valor las dependencias públicas como espacios activos y bien gestionados.
