Newell’s cayó en su casa en una noche con clima tenso en el Coloso Marcelo Bielsa. Por la séptima fecha del Torneo Clausura, la Lepra arrancó arriba en el marcador a través de un frentazo del paraguayo Carlos González, pero se lo dieron vuelta con goles en el cierre del primer tiempo y un penal sancionado vía VAR en el complemento. Tras el reciente traspié en el clásico rosarino, el público leproso copó las gradas y cargó sus reclamos contra los jugadores.
El equipo de Cristian Fabbiani se apoderó de la pelota en el inicio y a los 20′, tras un lanzamiento de su conductor Éver Banega en forma de centro, apareció el centrodelantero Charli González para sacudir la red rival con un cabezazo de manual. El 1-0 pareció apaciguar las aguas turbulentas en el Parque Independencia.
Por unos minutos mermó la tensión. Había apostado el Ogro por un ‘doble nueve’, integrado por el incorporado Darío Benedetto y el mencionado González. Muy activo, el paraguayo conectó otro cabezazo que el zaguero Yonatthan Rak llegó a sacar sobre la línea; en otra, en combinación con Gonzalo Maroni de contraataque, no supieron resolver y el segundo gol, que parecía cerca, nunca llegó.
Abajo en el marcador, el Guapo fue con empuje buscando por arriba y por abajo, sin ideas pero con convicción. El arquero rojinegro Juan Ángel Espínola entró en acción al desviarle con una fenomenal volada un zurdazo potente al lateral zurdo visitante Rodrigo Insúa.
Cuando el cronómetro ya marcaba tiempo adicional, en el cierre de la primera mitad, una filtración por el medio leproso derivó en un remate de Facundo Bruera desde la medialuna: la pelota se desvió en el camino en Fabián Noguera y terminó ingresando por encima de la figura del arquero Espínola, que nada pudo hacer para evitar el empate.
De cara al complemento, cuando el trámite se estaba rearmando, llegó una de las jugadas que torció el destino de la tarde-noche en el Coloso: a los 13′, en otra arremetida visitante, Luca Sosa tocó involuntariamente la pelota con la mano y todo Barracas le reclamó al árbitro Hernán Mastrángelo. Tras revisar con el VAR, decidió sancionar la pena máxima. Iván Tapia, hijo del presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, ejecutó cruzado y bien esquinado para marcar el 2-1 que rehabilitó el circuito de insultos y la marcada tensión en el estadio.
Maroni se retiró entre silbidos y hubo reprobación general hacia el equipo, todo apoyado en la derrota en el clásico ante Central de hace una semana. En desesperación y con varias modificaciones, el Ogro Fabbiani mandó a la cancha en distintas ventanas con poca diferencia de minutos a varios pibes y se arrimó al arco de enfrente, con el Guapo refugiado.
No encontró otra vez los caminos hacia el gol. Abusó del recurso de buscar a Banega, de lanzar centros cruzados y le faltó determinación en los últimos metros. Charli González volvió a mostrar interesantes aportes, pero entre Benedetto y el ingresado Juan Manuel García casi no influyeron en el juego. El arquero Espínola fue a cabecear en la última, pero no cambió la historia. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, fue el cántico que sonó para despedir a los jugadores en su retirada del verde césped.
Barracas se subió así a la cima de la Zona A con 14 unidades y la Lepra sigue sin hacer pie, encarrilando dos derrotas al hilo que preocupan. Apenas ganó una vez en el Clausura y acumula 6 puntos, lejos de los primeros lugares y con un rendimiento que vuelve a quedar en el centro de la escena.
