Los fiscales que acusaron a seis integrantes de una banda dedicada a lavar dinero proveniente de barrabravas de Newell’s que venden droga señalaron que “probablemente haya más personas” llevadas a audiencia imputativa por estar alcanzadas en la causa. En esa línea, comentaron que en algunas ocasiones, el financista Yalil Azum “pedía custodia para irse a Buenos Aires con bolsos de dinero desde su oficina”, situada en San Lorenzo 1035.
Viviana O’Connell y Alejandro Ferlazzo, los fiscales a cargo de la investigación por lavado, brindaron una conferencia de prensa este jueves desde el Centro de Justicia Penal, donde los seis miembros de la presunta asociación ilícita fueron imputados y cinco de ellos quedaron en prisión preventiva efectiva por el plazo de ley.
O’Connell expresó que en la causa se “evidenciaba que (Azum) financiaba a jóvenes en el territorio para que empezaran en el negocio de los búnkeres. Ese dinero volvía. Cuando empezaban a producir más dinero, él se encargaba de las inversiones”.
“Lo que movían por año es difícil de estimar porque hubo un crecimiento continuado. Hubo distintas operatorias. Una que detectamos era con socios de Córdoba que consistía en traer autos a Rosario con inhibiciones o problemas de papeles, y se llevaban autos de acá para Córdoba con inhibiciones”, añadió.
La fiscal subrayó que “el dinero de la ganancia narco que se ponía en préstamos (por parte de la banda) a intereses usurarios”. Se estima que los créditos que otorgaban a comerciantes principalmente tenían una tasa de interés del 30 por ciento semanal.
“El caudal de dinero es difícil de estimar. En la oficina de calle San Lorenzo hubo días en los que pidieron custodia para poder irse a Buenos Aires con bolsos de dinero, para sacarlo, para hacer algún tipo de operatoria”, afirmó.
Con respecto a los poderosos contactos de los que se jactaba Azum en conversaciones telefónicas que fueron ventiladas en la audiencia imputativa de este martes y miércoles, dijo: “Así como tuvo crecimiento económico tuvo crecimiento social”.
“Es un delincuente de cuello blanco. Se acerca a personas de poder para tener mejores contactos, que podían no saber a qué se dedicaba Azum. La actitud era mezclarse con lugares de poder para tener cobertura. Es normal en este tipo de delincuentes, que buscan a personas del Poder Judicial, Ejecutivo, de Seguridad. De alguna forma, cubren sus pasos y se vuelven más legales”, explicó y agregó que en una escucha a Azum surge que “quería volverse más legal”.
En la investigación expuesta en la audiencia que comenzó el martes y finalizó el miércoles se mostraron indicios de llamados hechos a una sociedad de bolsa del microcentro de Rosario, operaciones inmobiliarias en Rosario, Pueblo Esther y Córdoba, compraventa de vehículos, préstamos a tasas usurarias y una mesa de dinero que involucraría a un club de barrio Echesortu.
Además, en escuchas telefónicas reproducidas, Azum se jacta de haberse reunido en Puerto Madero, Buenos Aires, con un diputado nacional, un juez federal y “Berni” (que podría ser el ministro de Seguridad bonaerense), y de haber mantenido un desayuno con un ex agente de inteligencia de la Side.
Por el momento, según la investigación, la organización tenía la siguiente estructura: el líder era Yalil Azum; su pareja Marina García administraba sus negocios; su socio Maximiliano González de Gaetano realizaba todas las maniobras con él; su hermano Alejandro Azum era su mano derecha; su secretario Lisandro Scalcione era considerado la “segunda línea” y encargado de los préstamos usurarios; e Iván Gómez tenía un rol secundario como cadete o cobrador de los créditos informales.