En declaraciones radiales, el activista de larga data por los derechos de la comunidad LGTB, indicó que lo que la gente entiende como cabaret –erróneamente asociada a la prostitución–, es el resultado de un “mal entendido cultural” usufructuado al mismo tiempo por delincuentes.
En tal sentido, condenó la explotación sexual y recalcó que la trata de personas es de los delitos “más aberrantes que existen”, pero advirtió que con la eliminación del rubro no se va a acabar con él. Además, ponderó que quien se dedica a esta práctica no va, justamente, a anunciarse “con un cartelón diciendo hago esto”. Es por ello que pidió que a la ordenanza se le sumen “acciones concretas”.
De todos modos Gotika, anotado como cabaret, deberá cambiar ahora su figura, aunque no lo que sucede entre sus paredes: “Vamos a adecuarnos, ponernos otro nombre que nos permita seguir haciendo lo mismo que hace ocho años”.
Fuente: Rosario 3.